Foto: Gary Hershorn - China (http://www.elpais.com)
El de Josephine Onyia, la plusmarquista nacional de los 100 metros  vallas (12,50s en 2008) es un caso puro de velocidad, persistencia,  insistencia. La atleta, de origen nigeriano (española desde el 19 de  abril de 2007), retornó a la competición el 29 de enero, tras una  suspensión de dos años por un doble positivo  (clembuterol-metilhexaneamine). Menos de seis meses después, el 9 de  julio, en la reunión de Madrid, pasó un control ordenado por la  federación internacional (IAAF) y, según diversas fuentes de la lucha  antidopaje, el laboratorio volvió a detectar en su orina  metilhexaneamine, el mismo estimulante hallado en 2008. Ni su técnico,  Rafael Blanquer, que no responde al teléfono, ni ella, que se encuentra  en Estados Unidos y no compite desde ese 9 de julio, han confirmado la  noticia. La federación española, tampoco, ya que no se lo permiten la  ley de protección de datos ni la ley antidopaje.
Si la federación, que, delegada por la IAAF, debe tramitar el  expediente sancionador, considera culpable a Onyia, de 25 años, de una  nueva infracción del reglamento antidopaje, el abanico de sanciones,  dado que el metilhexaneamine es una sustancia de las llamadas  específicas, que puede haberse tomado de forma inadvertida, es  amplísimo: desde dos años a una sanción a perpetuidad. En 2008, la  federación la absolvió y tuvo que ser el Tribunal Arbitral del Deporte  (TAS), ante el que recurrió la IAAF, quien la suspendió por dos años.
Tan  convencida estaba entonces la federación de la inocencia de Onyia que  en marzo de 2009 la seleccionó para los Europeos de Turín en pista  cubierta. Y en Turín estaba cuando la IAAF recordó que no podía  competir. La federación la envió de regreso a casa y explicó su baja por  una gastroenteritis sobrevenida. En este segundo positivo fue la propia  atleta quien, en vísperas de los Campeonatos de España, que se  disputaron el 6 y el 7 de agosto, anunció que era baja por lesión. Pese a  ello, el 12 de agosto figuraba en la lista de la selección para el  Mundial de Daegu. Una semana después, la federación anunció que no  iría "por baja forma".
Onyia, antes de sus positivos (su mejor  marca tras su regreso fue 12,95s), llegó a ser una de las mejores del  mundo. De hecho, uno de los objetivos de José María Odriozola, el  presidente de la federación, que quería contar con ella en Londres 2012,  era lograr que el Comité Olímpico Internacional (COI) derogara la regla Osaka, que prohíbe participar en los Juegos a los sancionados más de un año por dopaje.
En  el mismo comunicado en el que se anunciaba la baja de Onyia para Daegu  se informaba de la renuncia de otros tres atletas: Sergio Sánchez,  Benjamín Sánchez y Estela García. De esta última, oficialmente víctima  de una lesión "de última hora", se supo poco después -lo desveló el  diario Público- que había dado positivo por el diurético  furosemide durante los campeonatos nacionales. El instructor de su  expediente en el Comité de Competición solicitará una sanción de seis  meses para ella. El caso de García, velocista entrenada por Manuel  Pascua hasta diciembre, liga la actualidad del dopaje en nuestro  atletismo a la Operación Galgo, desarrollada en diciembre de 2010 y que  hasta el momento solo ha tenido consecuencias sancionadoras para  Alemayehu Bezabeh, suspendido dos años. Otro español figura actualmente  en la lista de sancionados publicada por la IAAF en su web, el saltador  de obstáculos José Luis Blanco, positivo por EPO en el Europeo de  2010.

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