
CRÓNICA  46
La tertulia del viernes 23  de mayo estuvo muy concurrida y animada, se comentó La edad de la  ignorancia, el  último trabajo de Denis Arcand, el director de El declive del imperio americano y Las invasiones bárbaras.
 Fiel a sus obras anteriores, el  director muestra  la insuficiencia de la sociedad en que vivimos,  se adentra en la patética existencia de un hombre ridículo, critica la sociedad  a través de unos personajes  llevados por la mediocridad, el sexo y  el dinero.
La  edad de la ignorancia es una sátira sobre el mundo  moderno, una reflexión acerca de la moral de nuestra época contada a través de  una comedia disparatada, en la que el director ha pretendido hacer situaciones  de comedia y drama. Señala un problema en la especie humana, la promoción de lo  individual y las posibilidades de satisfacción que esa promoción de lo  individual requiere.
Está muy bien reflejada la  ausencia del lazo social de un personaje  patético y entrañable,  sumido en la ensoñación, porque no soporta lo que le rodea, el director muestra  la impotencia y el aislamiento del protagonista.
 La película  afronta lo obvio, es realista, la parodia no le  quita un ápice de  realismo, presenta un personaje con una adolescencia prolongada, un marido  insignificante, frustrado en su trabajo y con unos hijos abominables, que se  refugia en sus sueños de ser una estrella del escenario y un novelista de éxito,  que tiene a  las mujeres rendidas a sus pies, refleja las  dificultades con el deseo de un neurótico. 
 El director  muestra un punto de parada en Jean-Marc para encontrar su punto de  verdad.
La muerte de la madre  confronta al protagonista a la finitud y a la soledad y Jean-Marc inicia un  cambio en su vida, consigue resistir sin caer en la tentación de su mundo de  sueños y se da otra oportunidad en el mundo real. 
La propuesta final es  políticamente contraria al conformismo, el protagonista abandona su trabajo y su  fracasada familia para regresar a la antigua casa de su padre y reiniciar una  nueva vida.  
Con la última escena, en  la que aparece Jean- Marc pelando una manzana y seguidamente el cuadro de las  manzanas de Cezanne, el director pone de relieve la posibilidad de   salvación por el arte.
 Concha  Miguélez
ENLACE:
No hay comentarios:
Publicar un comentario