Fabian Cancellara, sobre el pavés de la Roubaix.
"¡Mentiroso! ¡Tramposo!" Bajo el diluvio la voz sonó lo  suficientemente clara y fuerte como para que Lance Armstrong se diera  por aludido. "A que no bajas y me lo dices a la cara", le respondió tres  veces el tejano, así lo cuenta Reuters, al aficionado que le insultaba  detrás de las barreras al final de la Vuelta a Luxemburgo. Respuesta  típica, puro macho, de un campeón que en las últimas semanas ha sido el  blanco de las acusaciones de dopaje emitidas por su ex compañero Landis.  También Armstrong, en lugar de desafiar a su insultador, podría haber  pasado de él simplemente aconsejándole que se pusiese al día, que de  quien había que preocuparse ahora era de otro tipo de tramposos, no de  quienes hipertrofiaran su cuerpo, sino de quienes motorizaran su bici.
"Con una pila AAA y tecnología de F-1 se logran 200 vatios", dice Boardman
Tendría razón el ganador de siete Tours: de lo que habla la gente del  ciclismo estos días -casi dos millones de visitas a un vídeo en  Youtube- es de Gruber, un cilindrín de fabricación austriaca que,  acoplado a una pila, se introduce por el tubo del sillón de la bicicleta  hasta tocar con el eje del pedalier. Una vez activada la batería con un  botón oculto entre las teclas del cambio de piñones, se pone en marcha  un generador que procura una potencia de hasta 100 vatios. No hace falta  pedalear para que la bici se mueva.
Dicen que este artilugio, de  un kilo de peso, indetectable si no es mediante un escáner e inventado  para ayudar a aficionados que se ahogan en las cuestas, ha sido  utilizado por algunos corredores en los últimos años, pues su invención  se remonta a 2008. Más alimento para Calimero. Por si no tuviera  suficiente con el dopaje tradicional, el ciclismo, de repente, se ve  enfrentado a otra insidia que ayuda a poner en duda las gestas de sus  campeones. Una ayuda prohibida, además, más vergonzante, pues no va solo  contra la razón misma del deporte, sino que, a diferencia del dopaje  tradicional, ni exige que su usuario asuma un riesgo para su salud ni le  obliga a entrenarse como el que más.
Cuando Fabian Cancellara  ganó, mediante exhibición, tras cambio de bicicleta y ataque solitario y  lejano en ambas, con una semana de diferencia el Tour de Flandes y la  París-Roubaix en abril, el ex corredor belga Nico Mattan le comentó a  sus amigos que un motorcillo en su bici estaba en el origen de sus  victorias...
Fuente: http://www.elpais.com

