
Claude Lévi-Strauss, uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX, destacado antropólogo y padre del enfoque estructuralista de las ciencias sociales, que influyó de manera decisiva en la filosofía, la sociología, la historia y la teoría de la literatura, cumple cien años de vida.
EFE A pesar de su longevidad e intensa actividad intelectual desde  antes de la Segunda Guerra Mundial, Lévi-Strauss, miembro de la Academia de  Francia desde 1973, goza de buena salud y se mantiene lúcido, como relató a la  prensa el director del museo Quai Branly de París, Stéphane Martin, institución  que alberga un teatro con el nombre del célebre antropólogo.
Francés  nacido en Bruselas el 28 de noviembre de 1908, este centenario humanista es hijo  de un judío agnóstico de origen alsaciano que le educó en un ambiente artístico,  aunque terminó cursando estudios de Derecho y Filosofía en la Sorbona de París.
El autor de "Mythologiques" ejerció como profesor de esta última  disciplina hasta que recibió una invitación de Marcel Mauss, padre de la  etnología francesa, para ingresar en el recién creado departamento de  etnografía.
Fue así como despertó en Lévi-Strauss la curiosidad por una  materia en la que desarrollaría una brillante carrera y que le ha concedido un  "lugar preeminente entre los investigadores del siglo XX", explicó a Efe el  profesor de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid Rafael  Díaz Maderuelo.
Su nueva vocación le llevó a aceptar un puesto como  profesor visitante en la universidad brasileña de Su00E3o Paulo, de 1935 a 1939,  estancia que le posibilitó llevar a cabo trabajos de campo en el estado  amazónico de Mato Grosso y en la Amazonía.
Allí realizó estancias  esporádicas entre los bororo, los nambikwara y los tupi-kawahib, experiencias  que le orientaron definitivamente como profesional de la antropología, campo en  el que su trabajo aún hoy "sigue siendo válido para la mayoría de los  antropólogos", señaló Díaz Maderuelo sobre el autor de "La Pensée sauvage".
Tras regresar a Francia, en 1942 se trasladó a Estados Unidos como  profesor visitante en la New School for Social Research de Nueva York, antes de  un breve paso por la embajada francesa en Washington como agregado cultural.
De vuelta a París, fue nombrado director asociado del Museo del Hombre y  se convirtió después en director de estudios en la École Pratique des Hautes  Études, entre 1950 y 1974, trabajo que combinó con su enseñanza de antropología  social en el Collège de France, hasta su jubilación en 1982, al tiempo que  dirigía el Laboratorio de Antropología Social.
Hijo intelectual de Émile  Durkheim y de Mauss, e interesado por la obra de Karl Marx, por el psicoanálisis  de Sigmund Freud, la lingüística de Ferdinand Saussure y Roman Jakobson, el  formalismo de Vladimir Propp y un largo etcétera, es además un apasionado de la  música, la geología, la botánica y la astronomía.
Las aportaciones más  decisivas del trabajo de Lévi-Strauss se pueden resumir en tres grandes temas:  la teoría de la alianza,los procesos mentales del conocimiento humano y la  estructura de los mitos.
La teoría de la alianza defiende que el  parentesco tiene más que ver con la alianza entre dos familias por matrimonio  respectivo entre sus miembros que, como sostenían algunos antropólogos  británicos, con la ascendencia de un antepasado común.
Para  Lévi-Strauss, no existe una "diferencia significativa entre el pensamiento  primitivo y el civilizado", señaló Díaz Maderuelo, pues la mente humana  "organiza el conocimiento en parejas binarias y opuestas que se organizan de  acuerdo con la lógica" y "tanto el mito como la ciencia están estructurados por  pares de opuestos relacionados lógicamente".
Comparten, por tanto, la  misma estructura, sólo que aplicada a diferentes cosas.
Respecto a los  mitos, el intelectual sostiene desde la reflexión sobre el tabú del incesto, que  el impulso sexual puede ser regulado gracias a la cultura.
"El hombre no  mantiene relaciones indiscriminadas, sino que las piensa previamente para  distinguirlas. Desde ese momento ha perdido su naturaleza animal y se ha  convertido en un ser cultural", comentó Díaz Maderuelo.
Para  Lévi-Strauss, las estructuras no son realidades concretas, sino más bien modelos  cognitivos de la realidad que sirven al hombre en su vida cotidiana.
Las  reglas por las que las unidades de la cultura se combinan no son producto de la  invención humana y el paso del animal natural al animal cultural -a través de la  adquisición del lenguaje, la preparación de los alimentos, la formación de  relaciones sociales, etc.- sigue unas leyes ya determinadas por su estructura  biológica.
Fuente: la opinion.es
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