viernes, 21 de junio de 2013

10881. #Atletismo. Blas García Marín, con 35 de las 40 medallas ganadas en Campeonatos Nacionales o Autonómicos, Madrid 20 de julio de 2002

#Foto Evelio



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10881. #Atletismo. Blas García Marín, con 35 de las 40 medallas ganadas en Campeonatos Nacionales o Autonómicos, Madrid 20 de julio de 2002

10527. Todas las pesetas que pudiera llevar a casa eran muy necesarias

10454. No quería nada más que correr frenéticamente hasta no poder más

10446. A medida que el tiempo iba pasando la fatiga aumentaba y el cansancio se apoderaba de nosotros, pero teníamos que continuar como pudiéramos

10439. Muchos rostros nos dejan una profunda huella y otros nos son totalmente indiferentes

10428. La posibilidad de enfrentarme a un buen jugador de ajedrez me resultaba muy atractiva

10415. Me fui a dormir con la cabeza muy revuelta

10409. Me llevo muchos recuerdos agradables que espero me acompañen durante toda mi vida

10403. Conseguimos un acercamiento que se rompió con la distancia y los nuevos compromisos y responsabilidades que yo adquirí en mi nuevo destino

10402. Seguí bajando a entrenar al SEU y al INEF, ahora con más asiduidad, porque ya me sentía parte de un grupo que me arropaba y ayudaba

10400. En la calle Barón del Solar de Fuente Álamo, mi abuelo Blas, padre de mi padre, le había dejado un trozo de bancal que tenía junto a la casa

10399. En la “cuadra del boina” estaban Pedro Molero, Adolfo Gutiérrez, Arturo Santurde, Ángel Santana, Pepe Verón (el Maño), José Luis García...

10398. Que abráis vuestros álbumes y me enviéis aquellas fotografías que guardáis como pequeños tesoros

10397. Han pasado más de cuarenta años desde aquella primera visita al Cerro de los Ángeles

10395. Tuvimos que enfrentarnos contra la indiferencia e incomprensión de la sociedad española de los años sesenta y setenta, nos llamaban locos

10389. Mi primer contacto con una pista de atletismo en Madrid, fue en las instalaciones del SEU de la Ciudad Universitaria

5492. Caminaba de pared a pared, con paso tenaz, inquieto, con las manos en la espalda, la cabeza hacia adelante, inmerso en sus pensamientos, sin molestarse en mirarnos ni hacer el más mínimo gesto que indicase que se había percatado de nuestra presencia

5475. Tuvo que pasar algún tiempo hasta que descubrí que aquel cronómetro, de 1964, no funcionaba bien cuando se corría con él en la mano

5445. Lo veía y no podía creerlo, el cronómetro se había parado en 10 segundos y 6 décimas. El récord de España, que tenía José Luis Sánchez Paraíso, de Salamanca, estaba en 10.4

5416. Nos alojamos en un Hostal del centro, y en la primera ocasión que tuve convencí a mi tío y a mi primo para que me acompañaran a la Relojería

5405. Dejé, encima de la cama, la maleta de madera, que cuatro años antes me había hecho el carpintero de mi pueblo, para viajar a Barcelona

5401. Eran las siete de la mañana, del día dos de septiembre del año 1965, cuando mi padre y yo caminábamos en silencio por la calle Barón del Solar

72. Cuenta mi padre, que se daban una buena tunda de correazos, volvían a sus casas calentitos, aunque siempre había que procurar dar y que no te dieran

71. Subía ella por la Plaza del Ayuntamiento, con su capazo de ropa apoyado en la cabeza. El agua le bajaba por la cara, empapándole la camiseta.

70. A mi abuela Serafina el trabajo se le acumulaba y no llegaba a tiempo de atender a sus diez hijos varones

69. Pidieron reunirse con Pedro de la Cruz, el Juez Árbitro, para proponerle que se cambiara la salida, que se corriera a favor del viento

68. Las piernas me pesaban como el plomo. Los brazos los movía sin control. La alegría de irme solo la pagué muy cara. Ya era tarde para rectificar

64. “El boina” nos había dicho que si no marchábamos bien nos descalificarían. El juez Arbitro Nacional Fermín Bracicorto, nos iba a controlar

61. Al estar situado cerca de la Ciudad Universitaria y del INEF, era el lugar idóneo, cuando no queríamos bajar a la Casa de Campo




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10880. #Atletismo. Heapsylon asegura que sus calcetines ayudaran a prevenir lesiones en los pies y detectar los fallos de equilibrio al andar

Los calcetines de Heapsylon. 
Foto: http://tecnologia.elpais.com



Si unas gafas pueden ser inteligente, por qué no los calcetines, siempre más en contacto con el cuerpo humano. Heapsylon asegura que sus calcetines han superado la prueba de la lavadora. Aparte de asegurar que entrarán dos y saldrán dos, los sensores de los calcetines no perderán sus propiedades, entre ellas la capacidad de prevenir lesiones o detectar en la gente mayor pérdida del equilibrio, además de contar pasos y escalones.
Los calcetines Sensoria de la empresa Heapsylon se añaden a la lluvia de wearables, accesorios inteligentes para ropa que últimamente se encuentran en proyecto, como las gafas de Google o el iWatch de Apple o Samsung. Sin esperar a ellos, ya existen relojes inteligentes de Sony y I'm Watch, así como pulseras o collares que miden el ejercicio físico. Por lo general, siempre consiste en sensores y acelerómetros que se comuinican via bluetooh con el smartphone y, posteriormente, volcarlos datos en el ordenador.
Heapsylon intenta recoger la financiación de 65.000 euros en Indiegogo. Sus fundadores son exempleados de Microsoft en el área de Kinect, que aspiran a convertirse "en el Gore TEX de los calcetines. Estamos hablando de la nueva generación de la computación, la que se incrusta en las prendas de ropa que vestimos", ha declarado el cofundador y consejero delegado, el italiano David Vigano.
La monitorización del ejercicio no es solo asunto de los deportistas. Su mayor incentivo económico proviene de la medición de constantes vitales para aseguradoras médicas y la medicina preventiva de la sanidad pública. Recientemente Jawbone, fabricante de un medidor de pasos, ha llegado a un acuerdo con la sanidad pública para sus pacientes.
Según cifras del sector, solo en Estados Unidos la monitorización de pacientes creció de los 2.900 millones de euros en 2007 a 6.600 en 2011 y llegará a los 15.300 millones de euros en 2016, según Kalorama Information. El atractivo de estos wearables es que pueden ayudar a reducir el coste del gasto sanitario entre la creciente población de más edad. En el caso de los calcetines Sensoria, aparte de medir pasos y escalones (cuanto más bajo se coloca el aparato en el cuerpo mayor es su fiabilidad), puede detectar heridas y defectos en el andar y pérdidas de equilibrios.
El primer par de calcetines, con la tobillera de recogida de datos, costará 112 euros, y 60 los siguientes tres pares, solo con los sensores...




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