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La presión a la que se está viendo sometida España en los mercados  secundarios de deuda por la desconfianza sobre su solvencia ha disparado  la prima de riesgo del país. Pero ¿qué es y qué significa para las  finanzas de un Estado que suba la prima o que aumente la rentabilidad de  sus bonos? Este último capítulo de la crisis del euro ha puesto en el  primer plano de la actualidad algunos términos económicos a los que los  ciudadanos no estaban acostumbrados o no conocían. Aquí puedes consultar  qué son y sus consecuencias.
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¿Qué es la prima de riesgo?: Es el sobreprecio que exigen los  inversores por comprar la deuda de un país frente a la alemana, cuyo  precio es el que se utiliza como base o referencia ya que está  considerada como la más segura y es menos propensa a sufrir bandazos en  función de factores coyunturales o puntuales -crecimiento, déficit...-.  En términos generales se puede traducir por cuánto dinero es necesario  para que los compradores dejen de lado sus temores y olviden el riesgo  que conlleva entrar en la deuda de los países señalados por los  problemas arriba mencionados de déficit o escaso crecimiento. La razón  de este rechazo es que si el inversor sospecha que no entra dinero en  las arcas del Estado o no el suficiente, tampoco habrá fondos para pagar  a quienes adquirieron su deuda.
¿Cómo se fija la rentabilidad de los bonos?:  Antes de explicar cómo se mide la prima de riesgo hay que abordar qué  es la rentabilidad de la deuda de los países y cómo se fija. El Estado  realiza sus emisiones a través de subastas en el mercado primario de  deuda soberana a un precio -interés- que varía en función de la demanda o  el plazo de vencimiento de los títulos, pero que no cambia a lo largo  de su vigencia. Los títulos pueden ser a corto (3, 6, 12 o 18 meses) o  largo plazo (3, 5, 10, 15 o 30 años), pero cuanto mayor es, los  inversores exigen más rentabilidad, ya que no van a volver a disponer de  su dinero hasta que concluya este tiempo y necesitan un buen incentivo  para tomar la decisión. Los compradores de los títulos son los llamados  inversores institucionales: bancos y grandes fondos de inversión que  mueven millones de euros con un solo clic de ratón. En palabras del  gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, en realidad  son "solo personas" a las que hay que escuchar cuando tienen razón, pero  en caso de que se equivoquen, más que atacarlos es mejor tratar de  convencerles con datos y razones objetivas.
¿De qué depende?:  En momentos como los actuales, cuando los inversores priorizan la  seguridad, aumentan las solicitudes para entrar en la deuda alemana,  considerada como refugio contra el chaparrón que está cayendo sobre la eurozona  ya que hay una sólida confianza en que pagará religiosamente pase lo  que pase. Por este motivo, ante la abultada demanda, baja el interés de  sus bonos, actualmente en torno al 3% en la deuda a 10 años. Esto es,  por cada 100 euros de deuda alemana a este plazo, el comprador recibe 3  euros anuales hasta que, una vez cumplidos 10 años, se le devuelva el  100% de su inversión. A Grecia le exigen que pague un 18%, casi lo mismo  que cuesta pedir efectivo con la tarjeta de crédito.
¿Cómo influyen y qué son las notas de calificación crediticia?:  Actualmente solo existen tres agencias de calificación importantes  -Standard & Poor's, Fitch y Moody's-. Estas sociedades son las  encargadas de poner nota a todos los valores que se negocian, ya sea  deuda soberana o acciones de compañías, en función de la seguridad de la  inversión. Es decir, estudian el historial de pago de los emisores de  estos valores, las perspectivas que afronta y los riesgos o amenazas que  pesan en su contra. A mayor seguridad y confianza, las califican con la  preciada triple A. Su valoración es determinante para convencer a los  inversores ya que, por ejemplo, muchos fondos de pensiones  estadounidenses, que gestionan cientos de miles de millones, solo  apuestan por valores con rating (que es el término inglés con el  que se definen estas notas) triple A. También condicionan la capacidad  de financiación de los emisores, ya que en algunos mercados solo se les  permite negociar o solicitar avales con ellos. No obstante, hay que  recordar que no son infalibles ya que en algunos casos, como el de las  hipotecas subprime calificaron como triple A a productos que,  según ha quedado sobradamente demostrado, no merecían este sobresaliente  alto. También, dado el papel que han tenido en la actual crisis, desde  algunos foros se las acusa de actuar demasiado tarde, a toro pasado.
¿Cómo se calcula la prima de riesgo?:  Los bonos de un determinado país, una vez emitidos, se intercambian  libremente en los mercados secundarios de deuda a un interés o  rendimiento que varía a cada momento en función de la demanda. Es aquí  donde se calcula la prima a partir de la diferencia entre los bonos a 10  años de un país frente a los de Alemania ya que este mercado, que tiene  el mismo perfil de inversor que el primario, es más permeable a las  circunstancias concretas que afectan a cada Estado en un momento  concreto y refleja mejor la percepción del riesgo de los inversores. No  obstante, aunque son mercados diferenciados, se retroalimentan entre  ellos ya que el interés al que cotizan los bonos en el secundario  siempre se acaba trasladando al primario y, por tanto, al precio de las  subastas que realiza el Tesoro y, de ahí, a las arcas del Estado en  cuestión. Y vuelta a empezar.
¿Qué efectos tiene para las arcas del Estado?: Por tanto, si los bund  alemanes se venden en el secundario al 2,6% frente al 5,6% que piden  por los de España dada las posibilidades, aunque sean mínimas, de que  tenga problemas a la hora de pagar, la prima es de 3 puntos porcentuales  o 300 puntos básicos. O dicho de otra manera, cuando la prima se  traslada a las subastas del Estado, si Alemania, con poco riesgo, tiene  que pagar 2,6 euros por cada 100 euros de deuda a 10 años que emite para  financiarse, a España, que tiene más riesgos, se le exigen 5,6 euros.  Si se multiplica la diferencia por las decenas de miles de millones de  deuda que cada año emite un país para financiarse, la cifra que resulta  no es nada desdeñable.
¿Cómo afecta a los bancos?: Haciendo  bueno el refrán de dime con quién andas y te diré quien eres, los  bancos de cada país son indisolublemente dependientes a lo que suceda  con el Estado en cuestión. Si el país tiene problemas, ellos tienen problemas,  por lo que cuando acuden al mercado interbancario -donde las entidades  se prestan dinero entre sí- para financiarse, pagan más o menos en  función de si la prima es alta o baja. Y si a los bancos les cuesta más  dinero captar fondos, también incrementarán los intereses que les cobran  a sus clientes por los créditos. En consecuencia, si los préstamos son  más caros, hay menos dinero para las familias y las empresas, con lo que  gastan menos y lastran la recuperación de la economía. Y si se crece  menos, menos empleo y menos ingresos por impuestos tiene el Estado y más  desembolso por el paro. Con menos fondos, registra más problemas para  reducir la déficit y pagar a sus acreedores, con lo que cada vez resulta  más difícil volver a un estado de solvencia mientras la partida por  intereses aumenta imparable, y como gasta más de lo que ingresa decide  sacar la tijera y se resiente el crecimiento... Y como diría un popular  personaje de dibujos animados, "hasta el infinito y más allá".
¿Qué supone para el conjunto de la economía?:  Según cálculos de Bruselas, si un país tiene una prima de 400 puntos  básicos y no toma medidas, es probable que el impacto del sobrecoste por  financiarse en el conjunto de su economía genere un impacto negativo en  el Producto Interior Bruto de un 0,8% anual. Una cifra que, en estos  momentos en los que unas décimas separan el crecimiento de la recesión,  puede suponer la frontera entre el éxito y el fracaso.
 
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