miércoles, 26 de marzo de 2008

El veinte por ciento de los madrileños que cuidan a un familiar están 'quemados'


Personas dependientes.

(publicado en 20 minutos.es)
  • En la región hay 228.000 dependientes.
  • Sus cuidadores suelen sufrir depresiones.
  • "Lo peor es ver el declive de la persona a la que quieres"

Angustia, tristeza, estrés... la enfermedad de un dependiente puede acarrear serios problemas de salud... a su cuidador.

El 65% de los personas que atienden a un familiar sufre depresiones, y uno de cada cinco (el 20%) llega a desarrollar el síndrome del cuidador quemado, caracterizado por la irritabilidad, la soledad y los sentimientos negativos hacia el enfermo, según un estudio de Obra Social de La Caixa y el Ayuntamiento de Madrid presentado ayer.

Perfil del cuidador: Hija o nuera del enfermo con más de 50 años de edad

Aunque no existe un registro de los cuidadores que hay la región, el Gobierno regional cifra el número de dependientes en 228.000.

AYUDAS PARA 137.000

En la comunidad sólo hay plazas residenciales (públicas y privadas) para unos 25.000, lo que supone que la cifra de enfermos cuidados por sus parientes supera los 200.000. La Consejería de Familia atiende de una u otra forma (desde asistencia en centros de día hasta ayudas económicas) a 137.000 dependientes.

El perfil del cuidador es una mujer (80%) de más de 50 años, normalmente la hija o la nuera del enfermo, que «suelen abandonar sus proyectos vitales y sus relaciones sociales por el familiar», según el Consistorio.

María Rosa Puente atiende a su madre de 80 años

Acaba mereciendo la pena por un gesto de cariño

Hace tres años, la vida de María Rosa (39 años) dio un vuelco. Su madre, con la que comparte nombre, empezó a sufrir de Alzheimer. «Lo peor es ver el declive de la persona a la que quieres. Antes ella hacía montañismo y jugaba al tenis. Hoy no puede salir sola de casa», explica. Además, compagina el cuidado de su madre con dos trabajos para hacer frente a los gastos. «Es duro. Estoy en tratamiento psicológico. Pero al final acaba mereciendo la pena sólo por un gesto suyo de cariño».

ENLACE:

BLAS GARCÍA GARCÍA (MI ABUELO). AÑO 1932

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