
Mario Pestano
Pese a que ya han pasado dos semanas desde que se desvanecieron por completo las pretensiones olímpicas de Mario Pestano, el discóbolo aronero no ha logrado superar su decepcionante actuación en Pekín. Reconoce que le pudo la presión, eso sí, asegura que no se rinde.
LORENZO DORTA | SANTA CRUZ DE TENERIFE - ¿Cómo anda de ánimos Mario  Pestano en estos momentos?
- Pues si dijera que bien mentiría. Digamos que  estoy atravensando por un proceso mental complicado en el que trato de asumir lo  que ha venido e intento sacar conclusiones de todo. En cualquier caso, ya hemos  empezado a trabajar en ello y mantengo la ilusión y las ganas de seguir  adelante.
- Entonces no ha conseguido aún olvidar el mal trago de estos  pasados Juegos Olímpicos...
- No puedo ni quiero borrar de mi mente lo que me  sucedió en Pekín. Sin duda, ha sido un año de mucho sacrificio y trabajo no sólo  mío sino de todo mi equipo y por ello el palo que recibí fue inmenso. Sin  embargo, no es conveniente pasar página tan rápido, ya que esto nos hace sacar  conclusiones que me pueden ayudar a no cometer de nuevo esta metedura de  pata.
- ¿Cómo describiría la sensación que experimentó en el instante que se  vio fuera de la mejora en su concurso?
- Decepción. Fue algo como... ´ya se  fue... todo lo que he hecho para esto´. Te sientes fatal. Es que además fue muy  cruel, porque a pesar de que no tenía el día me quedé a un solo centímetro de  clasificarme. Está claro que no estuve a la altura y que aquello no estaba para  mí.
- ¿Cree que de lograr entrar en la ronda final de lanzamientos el  desenlace hubiera sido diferente?
- Por supuesto que sí. Estoy convencido de  que en la mejora me hubiera soltado y la presión habría sido considerablemente  menor.
- Sea sincero. ¿No sintió envidia sana al ver que Frank Casañas sí  dio la talla?
- No, en absoluto. Todo lo que él haga bien es motivo de  alegría para mí y él lo sabe. Ni siquiera pensé en que él sí lo había logrado y  yo no.
- Transcurridas dos semanas desde la competición, ¿qué explicación ha  encontrado a lo que le ocurrió?
- Yo iba bien, con muchas ganas e ilusión,  pero todo se me viró en contra. Cuando quieres estar ahí y sabes lo que  significa una medalla, la presión te puede jugar una mala pasada y eso es lo que  ocurrió. Hay que tener en cuenta que una medalla olímpica lo es todo para un  atleta, a diferencia de lo que puede significar para deportistas como Nadal o  Gasol. Yo siempre me tengo que buscar el pan para el siguiente año y por eso una  medalla casi me soluciona la vida.
- Estará de acuerdo en que todo apuntaba a  que esta vez no se le podía escapar el éxito...
- Claro. La forma en la que  llegué al Nacional de Tenerife y la trayectoria regular que había llevado hizo  que crecieran las expectativas. Sin embargo, en nuestra disciplina te juegas  todo en tres segundos y por ello la presión que tienes que combatir es muy  grande, máxime en una cita que sólo se da cada cuatro años.
- Ya no  necesitará más pruebas que confirmen que se trata de una cuestión exclusivamente  psicológica...
- ¿Psicológica? No sé, es básicamente una parálisis general.  Cuando llega el momento te paralizas y no sabes por qué. Te pasa todo muy  rápido: lanzas y en seguida es como si te dijeran recoge las maletas y márchate  a casa.
-¿Ha tenido tiempo ya de convenir con su equipo cómo van a solucionar  ese bloqueo que sufre en las grandes citas?
- El problema es que esto no es  una ciencia exacta. En realidad, estamos trabajando en ello, recopilando  información y trantando de formar conclusiones. Habrá que llevar a cabo un  entrenamiento mental mayor, aunque hay que tener cuidado con no olvidarse del  trabajo físico y técnico.
- Me consta que usted ha venido trabajando con una  psicóloga de la Federación Española desde hace tiempo, no debía haberse avanzado  ya en este aspecto?
- Ahora tengo mi propia psicóloga, con la cual estoy muy  contento. Es evidente que hemos prosperado pero se trata de algo muy difícil de  trabajar. Todo son situaciones distintas y aunque sí trabajamos bastante en este  sentido, creo que soy yo el que debe madurar y curtirse más  todavía.
-¿Consuela que el atletismo español en su conjunto también haya  fallado en Pekín?
- Para nada. Sólo me reafirma más en mi convicción de que  los atletas españoles tenemos mucha presión porque nos estamos jugando  continuamente nuestro futuro. Económicamente no se nos compensa como merecemos.  A mí me gustaría lanzar un día sin tener que jugarme tanto. Y prefiero no seguir  hablando de las necesidades de los atletas en este país.
- ¿No ha sacado  nada positivo de todo esto?
- Sí. Te haces más fuerte, te da más ganas de  seguir trabajando y confirma que hay mucha gente que te apoya y anima a seguir  adelante.
- ¿Y sus vacaciones para cuándo?
- Ahora sólo me queda la final  del Circuito Mundial en Stuttgart y luego descansaré hasta mediados de  noviembre.
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