
Vista, oído, gusto, olfato y tacto son los cinco sentidos que  configuran el cuerpo humano. Los que han convertido a Usain Bolt en el atleta  más valioso de los últimos años, tres oros olímpicos, en los 100, 200 y 4x100  metros, con otros tantos récords del mundo, gesta que no había realizado ningún  otro atleta hasta ahora. Algunos le son propios de su organismo y  otros le han venido de fuera, como la aportación de su entrenador, el veterano  Glen Mills. Pero todos han valido para hacer la mejor temporada que se recuerda  nunca a un atleta.
Físico
Una envergadura  impensable
Antes del 31 de mayo, cuando dejó el récord del mundo de los 100  metros en 9.72, ningún analista hubiese aventurado que un «gigante» como Usain  Bolt (1,96 metros de altura, 88 kilos de peso) sería capaz de convertirse en el  hombre más rápido del planeta. Demasiado alto para salir con rapidez de los  tacos y demasiado pesado para catapultarse hacia adelante en el mismo instante  de la salida como lo hacen el resto de los velocistas convencionales. Más que  salir catapultado, Bolt se incorpora.
Y eso se paga con milésimas que pueden costar récords y victorias.  Muchos analistas aseguran que los 100 metros se ganan en la salida, no en la  meta.
Los tiempos de reacción de Usain Bolt ya han demostrado que la  salida no es su fuerte. Sin embargo, su larga zancada le ha servido para superar  con creces este handicap en la segunda y tercera fase de la carrera al llegar a  «volar» hasta 2,70 metros por zancada cuando alcanza su velocidad crucero, lo  que le ha hecho dar solamente 41 pasos para correr los 100 metros, mientras el  resto de velocistas necesitan 45 por término medio. En estas cifras está la gran  diferencia entre Usain Bolt y el resto de los velocistas.
Mente
Nula  concentración
Se quedaron atrás los tiempos de la mirada al vacío de Carl Lewis  en busca de su carril en la pista, o los movimientos bruscos, nerviosos, de  Maurice Greene, que parecía un tigre enjaulado queriendo amedrentar al resto de  sus rivales con los movimientos rápidos de su lengua.
Usain Bolt juega con la cámara, posa para los fotógrafos, hace el  arquero... parece impermeable a la presión.
También lo ha demostrado en las carreras en las que tiene a rivales  de enjundia. Al contrario de lo que le sucede a su compatriota y amigo Asafa  Powell, que desaparece en la alta competición, Bolt se crece cuando se mide a  los grandes. Así le sucedió el 31 de mayo en Nueva York, en su primer  enfrentamiento en los 100 metros con Tyson Gay, doble campeón mundial, cuando  consiguió su primer récord mundial (9.72). O en la final olímpica de los 100  metros, cuando rebajó su propio récord a 9.69 después de haberse dejado llevar  en los últimos 20 metros. O días más tarde en la final de los 200 metros, donde  acabó con el mítico crono de Michael Johnson (19.32, válido desde 1996),  dejándolo en 19.30.
Dirección
Estrategia en los  entrenamientos
Usain Bolt ha tenido la fortuna de contar con un entrenador  veterano como Glen Mills (más de 30 años dedicado a esto), un hombre que ha  sabido canalizar su ardor. Le cogió tras los Juegos Olímpicos de Atenas (2004) y  desde entonces comenzó a pulir el cuerpo de este atleta hasta convertirlo en el  arma mortífera que se ha visto en 2008. Y eso que su alumno ni es un enamorado  de los entrenamientos ni es un adepto a la dietética. Pero tiene unas  condiciones físicas insuperables y, lo más importante, no se ha lesionado, por  lo que ha tenido una gran continuidad en el trabajo.
En principio, el técnico quería que corriese los 400 metros. Pero  Bolt quería hacer 200. Ha sido el único punto de fricción entre ambos, que han  sabido entenderse bien sin salir de Jamaica y emigrar a las universidades  americanas, que tan buenas ofertas le habían hecho a Usain.
Gestión
Pocas carreras pero  decisivas
Mills siempre había dudado de «doblar» en 100 y 200 metros y, si se  decidió a correr los 100 metros, fue para mejorar la salida pensando siempre en  los 200, donde Usain quería destacar siempre. Pero Bolt salió un alumno  aventajado y llegó al récord de 9.72 después de haber hecho antes sólo una  carrera, en ¡9.76!. En los 200 le pasó lo mismo. Había hecho antes tres carreras  discretas a lo largo de la temporada para atacar con fuerza el récord de Michael  Johnson. No necesita más.
Experiencia
Un «veterano» con 22  años
A pesar de su juventud (cumplió 22 años en plenos Juegos de Pekín),  Bolt es ya un «viejo» corredor. No hay que olvidar que ganó su primer título  mundial (júnior) a los 16 años, que disputó sus primeros Juegos a los 18 y que  ha disputado dos finales mundiales de los 200 metros (octavo en 2005 y segundo  en 2007) antes de llegar a Pekín. Ningún otro atleta tiene un bagaje semejante  en la alta competición a esa temprana edad.
Fuente: abc.es
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