viernes, 29 de agosto de 2008

420. La edad de la ignorancia, crónica escrita por Concha Miguélez Furones, para el elseptimo@egrupos.net.


CRÓNICA 46
La tertulia del viernes 23 de mayo estuvo muy concurrida y animada, se comentó La edad de la ignorancia, el último trabajo de Denis Arcand, el director de El declive del imperio americano y Las invasiones bárbaras.
Fiel a sus obras anteriores, el director muestra la insuficiencia de la sociedad en que vivimos, se adentra en la patética existencia de un hombre ridículo, critica la sociedad a través de unos personajes llevados por la mediocridad, el sexo y el dinero.
La edad de la ignorancia es una sátira sobre el mundo moderno, una reflexión acerca de la moral de nuestra época contada a través de una comedia disparatada, en la que el director ha pretendido hacer situaciones de comedia y drama. Señala un problema en la especie humana, la promoción de lo individual y las posibilidades de satisfacción que esa promoción de lo individual requiere.
Está muy bien reflejada la ausencia del lazo social de un personaje patético y entrañable, sumido en la ensoñación, porque no soporta lo que le rodea, el director muestra la impotencia y el aislamiento del protagonista.
La película afronta lo obvio, es realista, la parodia no le quita un ápice de realismo, presenta un personaje con una adolescencia prolongada, un marido insignificante, frustrado en su trabajo y con unos hijos abominables, que se refugia en sus sueños de ser una estrella del escenario y un novelista de éxito, que tiene a las mujeres rendidas a sus pies, refleja las dificultades con el deseo de un neurótico.
El director muestra un punto de parada en Jean-Marc para encontrar su punto de verdad.
La muerte de la madre confronta al protagonista a la finitud y a la soledad y Jean-Marc inicia un cambio en su vida, consigue resistir sin caer en la tentación de su mundo de sueños y se da otra oportunidad en el mundo real.
La propuesta final es políticamente contraria al conformismo, el protagonista abandona su trabajo y su fracasada familia para regresar a la antigua casa de su padre y reiniciar una nueva vida.
Con la última escena, en la que aparece Jean- Marc pelando una manzana y seguidamente el cuadro de las manzanas de Cezanne, el director pone de relieve la posibilidad de salvación por el arte.
Concha Miguélez
ENLACE:

La edad de la ignorancia, crónica escrita por Ignacio Castro Rey, para el elseptimo@egrupos.net. (191).

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