miércoles, 16 de septiembre de 2009

4874. El lanzador hispanocubano Frank Yennifer Casañas, del Playas, quinto en la final olímpica de Pekín, se muda a La Plana para recuperar su nivel.


Casañas, lanzando en el Gaetá durante la Copa de Europa.
Foto: LP (lasprovincias.es)

Frank Casañas ha dado un vuelco a su vida. Tanto, que su hijo nacerá en octubre en Castellón. Se llamará Hugo y a él quiere dedicar una medalla en el Europeo del próximo año, a disputarse en Barcelona. El lanzador del Playas de Castellón se instalará en la capital de La Plana (ya lleva unos días buscando piso) y pasará a entrenarse en las instalaciones del Gaetà Huguet bajo las órdenes de Toni Simarro.
Tras el Mundial dijo basta
El fracaso del reciente Mundial de Berlín, en el que se quedó fuera de la final, fue la gota que colmó el vaso. Necesitaba un cambio.
«En Madrid entreno solo y tampoco podía exigir más al entrenador», señala en referencia a José Luis Martínez, quien dirige a un grupo de decatletas. «Este año ya estuve tres veces en Castellón y es como un 'suero' para mí. Es una ciudad más tranquila, la gente es más social. Además, con Toni siempre salía con buenas sensaciones», confiesa Casañas.
«Me da confianza en la parte técnica principalmente, pues comenta detalles que ni se me pasaban por la cabeza y que me han beneficiado. Cuando estoy con él me siento bien, tranquilo y confiado», relata sobre Simarro el lanzador del Playas de Castellón.
No hay vuelta a atrás. «Está decidido. Mi mujer (la exlanzadora Loli Pedrares) también cree que me vendrá bien el cambio. El hecho de entrenar con un grupo también cuenta, pues estando solo vas perdiendo cosas y, sin darte cuenta, ya no eres nadie y estás en el suelo», afirma.
«En Castellón estaré con Lois (Martínez), con Dani (Anglés, ambos lanzadores).. Hay un grupo muy bueno y con ganas de entrenar», agrega el hispano cubano que, tras quedar quinto en la final olímpica de Pekín, se quedó fuera de la final en el Mundial. Fue un duro golpe. Dolió. Y mucho.
«Fue el resultado de un año inestable y me pasó factura. He tenido muchos baches y ese era el principal handicap. Cuando se pierden esas pequeñas cosas son muy difíciles de recuperar», prosigue el lanzador y añade: «Lo pasé muy mal. Cuando me quedé fuera del Mundial de inmediato regresé a casa. Estaba viendo la final por la televisión, junto a mi esposa, me levanté, cogí la cámara, se la pasé, me puse junto a la tele y le dije: 'Hazme una foto que esta es la última vez que me quedo fuera de una final'». Su próximo gran reto individual, el Europeo de 2010, en Barcelona. No será fácil, pues los mejores discóbolos del mundo son del Viejo Continente.
«Por eso hay que llegar con confianza y la mente despejada a las competiciones», insiste.

Fuente: lasprovincias.es

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