lunes, 20 de octubre de 2008

2017. Los triángulos de puerta de entrada a la cuarta dimensión. Albert Einstein vino a revolucionar la teoría euclidiana al demostrar que además...


Frank Barrios Gómez

Diario de Xalapa
20 de octubre de 2008

Frank Barrios Gómez

La cuarta dimensión siempre ha sido tema de investigación para los estudiosos de la física. Euclides, matemático griego, en su momento dijo que el ser humano se desenvuelve en una tercera dimensión formada por largo, ancho y alto. Todo es perecedero en esta región y está presidida por un tiempo lineal.

Albert Einstein vino a revolucionar la teoría euclidiana al demostrar que además del mundo tridimensional, existe una cuarta dimensión donde el tiempo es curvo y dejó sentadas las bases en la teoría de la relatividad para que llegue a comprenderse ese tiempo y espacio invisible para el mundo físico, pero tan real para quienes ingresen a esa cuarta coordenada.

Decía Einstein que todo cuerpo que se mueva a la velocidad de la luz (300 mil k. p. s.) automáticamente se desintegra del mundo físico para viajar dentro de la cuarta dimensión, ponía el ejemplo de un grupo de astronautas que viajando a esa velocidad en el espacio, cuando regresaran a la Tierra, ellos estarían igual de jóvenes que cuando partieron y los irían a recibir sus nietos, bisnietos y tataranietos, pero muy ancianos.

Viajando dentro de la cuarta dimensión, una persona detiene el tiempo, es decir, no envejece. Los científicos han descubierto que los astronautas que permanecen meses en el espacio, en ellos se nota una reducción de envejecimiento. Y eso que no están viajando a la velocidad de la luz.

Desde nuestro mundo físico existen lugares inexplicables que de vez en cuando, una energía se manifiesta en ellos devorando lo que se encuentre en su radio de acción, desapareciendo para el mundo de 3 dimensiones y quedando suspendido en esa cuarta dimensión.

La puerta más famosa de acceso a la cuarta coordenada viene siendo el Triángulo de las Bermudas, localizado frente a las costas de Florida. Infinidad de naves, aviones y tripulación han desaparecido en este sitio y de ellos no se volvió a saber nada. La desaparición más célebre fue la suscitada el 5 de diciembre de 1945, cuando una flotilla de bombarderos Avenger TBM y el hidroavión Martin desaparecieron en un día tranquilo junto con una tripulación de 27 personas.

Viajando al pasado, los griegos creían que quienes viajaran más allá de las murallas de Hércules (Estrecho de Gibraltar), serían devorados por gigantescas serpientes marinas capaces de engullir una embarcación completa junto con su tripulación.

En Roma era clásico escuchar sobre la existencia de una criatura engendro de león y águila, el grifo. Su alimento consistía en hombres y caballos. Si una persona desaparecía sin dejar rastro alguno, se le atribuía al grifo.

En 1752, el obispo Erik Pontoppidan, de nacionalidad noruega, describió en su libro "Historia natural", que en las costas noruegas había un monstruo redondo, semejante a un calamar gigante, que aplastaba a los buques convirtiendo las costas de Noruega en un cementerio de barcos.

En 1967, el presidente de la Sociedad para la Investigación de lo inexplicable, Ivan T. Sanderson, sostuvo que a lo largo del planeta Tierra, cada 72 exactos, existen un poco más de 12 vórtices de la muerte, siendo uno de ellos "El mar del Diablo", mencionado por Charles Berlitz y rebautizado como "El mar del Dragón".

Este sitio, localizado frente a las costas japonesas, se hizo famoso en 1949, ya que entre esa fecha y 1963 desaparecieron 9 buques de pesca. Y de 1968 a la fecha no se volvió a saber de los 13 submarinos nucleares que no dejaron rastro de su desaparición.

En 1952, el gobierno japonés envió al buque Kaiyo Maru, con científicos a bordo para que investigaran el lugar, siendo custodiado por buques de guerra nipones. Después de una misteriosa neblina que apareció de la nada y envolvió la embarcación, no se volvió a saber nada de ella. La aseguradora tuvo que pagar el monto del seguro por pérdida total.

La Tumba de los Andes, en Ecuador, cerca de Cuenca, también resulta un triángulo fatídico para los aviones. Las desapariciones comenzaron a registrarse desde 1946 y hasta la fecha se desvanecieron al menos 12 vuelos comerciales no dejando rastro alguno de haber sufrido un accidente.

No son satisfactorias las explicaciones que dan los hombres de ciencia sobre las desapariciones en estos sitios. Al no encontrarse explicación científica, hay que buscarla dentro del campo del esoterismo.

Efraín Villegas Quintero, escritor, nos dice lo siguiente: "En la época del continente atlante, los científicos tenían bases para mandar sus naves al espacio. Lograron desarrollar una técnica de teletransportación ya que sus máquinas viajaban a la velocidad de la luz. Con el hundimiento de este continente, esos lugares fueron sepultados por agua y arena siendo uno de ellos el que se localiza en el Triángulo de las Bermudas".

"Esos instrumentos ahí están todavía, en espera de ser descubiertos para que la actual ciencia de un gran salto al espacio. De vez en cuando, esos instrumentos entran en acción y lo que se localice en su radio de acción es teletransportado a la cuarta dimensión".

Considero que esta explicación de Villegas Quintero es muy acertada. El día en que el hombre descubra esos instrumentos y aprenda a utilizarlos (si no es que ya comenzó a descubrirlos), dará un gran salto en el espacio y en el aumento de vida del ser humano. Esperemos que esta ciencia sea utilizada para bien de la humanidad y no con fines bélicos.

Fuente: oem.com

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