martes, 24 de noviembre de 2009

5315. LITER-a-TULIA. Comentario de Concha Miralles sobre la novela Mal de Piedras, de Milena Agus, en la traducción de Celia Filipetto.




Mal de Piedras, de Milena Agus



Comentario de Concha Miralles sobre la novela Mal de Piedras de Milena Agus en la traducción de Celia Filipetto

¿Qué hace que una novela trascienda y en lugar de ser una más del montón pase a convertirse en una pequeña obra de arte? Hay quienes destripan los elementos para encontrar la fórmula magistral de los best sellers, y, aunque no es fácil dar con ella, si reflexionamos un poco, en Mal de piedras de Milena Agus podríamos encontrar algunos de los elementos que, más que en best seller, pueden convertirla en un libro inolvidable:

1. El narrador. Acertó la autora con la voz narrativa. Está contada en tercera persona y desde una distancia relativa, la suficiente para tener una perspectiva objetiva de los hechos, aunque, al tratarse de la nieta de la protagonista, al mismo tiempo se produce un interesante enlace emocional que se va intensificando a medida que avanza la novela. La nieta, que está a punto de casarse, rememora retazos de la vida de su abuela desde la casa que pronto va a habitar, que también fue la de sus abuelos. En la reconstrucción de la vivienda la nieta descubrirá algo importante, que mantuvo celosamente escondido su antepasada y cuyo conocimiento dará un giro completo a la versión que cree tener sobre su vida. Y no debería sorprendernos demasiado el hallazgo, porque ya viene anunciado desde mucho antes: “En el fondo, qué sabemos de veras incluso de las personas que tenemos más cerca”.

2. La metáfora. Importante recurso en ésta obra, envolvente de principio a fin. Abuela padecía el “mal de piedras”, o cálculos renales, en su acepción menos poética. Es la causa de que no pueda tener hijos, que aborta en los primeros meses de gestación. El poder de creación de la vida es incompatible con el de formar las piedras. Padecer el “mal de piedras” es tener la penosa facultad de formar algo que se solidifica en el interior del cuerpo y se petrifica; petrificarse, construir lenta e invisiblemente pequeñas piedras que será preciso expulsar con dolor para sobrevivir y poder dar vida.
Una cura de aguas termales le devolverá a abuela la salud, al mismo tiempo que conoce el “verdadero” amor en la persona del Veterano. La vida, para abuela, “se dividía en dos partes: antes y después de la cura con aguas termales, como si el agua que le hizo expulsar los cálculos hubiese sido milagrosa en todos los sentidos.” (pag. 70)
Expulsar las piedras se convierte en algo hermoso, porque ocurre en el transcurso de una apasionada historia de amor, en la que por fin encuentra “la cosa principal” de la vida, la que le había faltado siempre”.

3. El amor. Abuela considera el mal de piedras una maldición que hace huir al amor, por eso cuando se cura puede encontrarlo. Pero “Si Dios no quería permitirle que conociera el amor, que la matase como fuese”, porque para abuela eso era lo único por lo que valía la pena vivir. Tan importante es para ella que, cuando cree haberlo hallado, ni siquiera teme ser condenada al infierno por su infidelidad: “Si Dios era de veras Dios, sabiendo cuánto había deseado el amor, cuánto había rezado para saber al menos lo que era, cómo iba ahora a mandarla al infierno”. (pag. 63).
Del mismo modo, cuando va con su marido a Milán para visitar a su hermana y se dedica a buscar por toda la ciudad al Veterano, ruega a Dios que le conceda su petición: “si resultaba que ahora Dios no quería que encontrase al Veterano, que la matara entonces”-pag.110.
Esta es, fundamentalmente, una novela de amor. O de desamor. O de su búsqueda y el anhelo por lograrlo. De forma similar a Enma Rouault, la Madame Bovary de Flaubert, abuela tiene un concepto del amor tan sublime y perfecto que no advierte ni valora como tal la relación con su marido, construyendo en su fantasía un idilio que finalmente se descubrirá que es mucho más literario que real. La nieta cree que abuela vivió un idilio amoroso extraconyugal con el Veterano; esa es la leyenda, el legado que abuela ha dejado sobre su vida, la versión que sobre ella ha alcanzado a su nieta. Una versión errónea que alimentó durante toda su vida hasta convertirla en un falso recuerdo. Abuela esconderá las pruebas abriendo un boquete entre las piedras de una pared de su casa, que sella después ella misma con cemento. Una carta del Veterano escrita años después -palabras “petrificadas” sacadas a la luz después del tiempo-, rebelará finalmente toda la verdad. Y un mensaje de él, que también tiene que ver con otra expulsión necesaria y vital para abuela: “escribe”-le dice, y esa es la última palabra de la novela-. Pero hace mucho tiempo que ya no hay más escritura de abuela, y es la nieta la que retoma el testigo para contarnos su historia, con la verdad escondida entre las piedras de la casa que va a habitar, que la convierte en una bonita historia de amor. Pero no del amor por el Veterano, no del sueño del AMOR –con mayúsculas, inalcanzable y sólo posible con esa grandeza en la literatura o en el cine- que abuela persigue toda su vida, sino del amor con minúsculas, pero concreto, tangible y cotidiano, que, por cercano y posible, no parece merecer la misma denominación. “Y esto es algo que abuela tampoco se perdonó en la vida. No haber sabido entender al vuelo aquellas palabras –de abuelo- y no ser feliz.”

4. La felicidad. Pag. 38: “ En aquellos días (los de la casa de la calle Sulis) era feliz aunque no conociera el amor, feliz por las cosas del mundo aunque abuelo no la tocara nunca salvo cuando ella le ofrecía las prestaciones de la Casa de Citas, y en la cama seguían durmiendo cada uno arrimado a su orilla, poniendo cuidad de no rozarse”.
“Los momentos más bonitos venían después de las prestaciones, cuando abuelo encendía la pipa en la cama y se notaba que estaba a gusto por la cara que ponía y abuela lo miraba desde su lado, y ella le sonreía, él le decía: “De qué te ríes?”. Pero no es que después dijera algo más, o que la atrajera hacia él, no, la mantenía a distancia. Y abuela siempre pensaba: Sí que es raro el amor, si no quiere llegar, no llega ni con la cama, ni con la amabilidad y las buenas maneras, y lo más raro de todo era que no hubiese forma humana de conseguir que esa cosa tan importante apareciera”

5. La escritura y la música. Como se apunta anteriormente, la escritura forma parte de la metáfora de la novela; es una variante del mal de piedras. Abuela aprende a escribir, cosa que le censurará violentamente su madre en cuanto advierte que se dedica a escribir poemas de contenido erótico a los chicos que le gustan. Es un mal, un mal de letras y palabras. Pero abuela seguirá escribiendo a escondidas; cuando conoce al Veterano “llevaba toda la vida escribiendo a escondidas. Poemas. Acaso pensamientos. Cosas que se le ocurrían pero un poquito inventadas. Nadie debía enterarse porque a lo mejor la tomaban por loca”. Era su pasión.
A Abuela quisieron internarla sus padres en un manicomio porque la consideraban loca; así la llamaban los vecinos. Ella había sido una muchacha atípica, con varios intentos frustrados de suicidio –una vez se tiró a un pozo, del que fue rescatada, y tenía marcas de cortes en sus brazos-, aunque tanto su marido como el Veterano no comparten esa opinión de la locura, sino que la consideran una mujer especial.
El amante se interesa por el cuaderno negro con bordes rojos de ella, y él la corrige con exigencia, para que mejore su escritura. Luego, cuando van a separarse porque ya ha terminado el tiempo de la cura en el balneario, él le regala un nuevo cuaderno para que escriba más. “Porque el Veterano fue un instante, y la vida de abuela, muchas cosas más”
El Veterano también tiene una pasión: tocar el piano.
¿Qué ocupa el vacío? –¿tal vez el vacío de las piedras expulsadas?- “Ahora el vacío se llenaría con la casa de la calle Manno y el piano” (pag. 62).

6. La sexualidad. Abuela es una mujer compleja en este terreno. De salud endeble y fantasía desbordante, pero muy atractiva físicamente; el tipo de mujer que Abuelo desea, “con unas buenas tetas, firmes, abundante cabellera oscura y ojos negros”
Abuelo es alegre, impetuoso, fuerte, buen comedor, buen bebedor, fuma en pipa y es buen cliente de la Casa de Citas, donde acude para satisfacer sus necesidades sexuales. Las vecinas de la calle Sulis compadecen secretamente a abuela porque lo saben y la creen una desgraciada, pero no es así. Es abuela quien decide cuándo va a tener relaciones sexuales con su marido, y él respeta la llegada de ese momento. Un día ella le anuncia: “No debe gastar más dinero en las mujeres de la Casa de Citas. Ese dinero tiene usted que usarlo para comprarse tabaco y relajarse fumando en su pipa. Explíqueme lo que hace con esas mujeres y yo lo haré todo igual”. Y así entra a realizar “las prestaciones”, en las que se hace una experta, manteniendo relaciones sexuales con abuelo por una especie de favor indirecto, para que pueda tener otro placer distinto al que ella le va a proporcionar con su cuerpo: fumar en su pipa.
A pesar de eso, el matrimonio duerme toda su vida en camas separadas y se hablan de usted. “Por las noches, en la cama alta, abuela se acurrucaba lo más lejos posible de él, tanto que a menudo se caía al suelo”. “A ella casi le daba miedo aquel extraño forastero, del que no sabía si era guapo o no, total, ni lo miraba, total, el tampoco la miraba a ella”. “Cuando estaban a solas, es decir, únicamente en el dormitorio, no se hablaban nunca.
La relación amorosa que describe con el Veterano es de una intensa pasión, en la que despliega el catálogo completo de “las prestaciones” que aprendió y que practicaba con el abuelo.

7. Los espacios. Cagliari es la ciudad de donde procede abuelo, y tiene un destacado lugar en la rememoración de sucesos de la novela. La casa de la calle Manno, donde vivía la familia de abuelo, donde fueron asesinados –al principio era una casa espléndida, luego fue destruida en un bombardeo y en su lugar sólo quedó un agujero. Esta casa, y el agujero previo que la anticipa, tiene un valor simbólico muy importante en todo el relato, que conecta con la metáfora fundamental: “ Sobre todo les gustaba ir a ver el agujero cuando abuela se quedaba embarazada, lástima que todas las piedras que ella llevaba dentro terminaran siempre transformando la alegría en dolor y sangre por todas partes.” El matrimonio sueña media vida con volver a levantar una casa en el mismo lugar y se emplean en ahorrar para conseguirlo –abuela lo hace evitando que su marido tenga que ir a la casa de citas. Desde esa casa es desde donde la nieta cuenta la historia de abuela, desde donde parte la narración de la novela.
Otro lugar destacado es la casa de recién casados, en la calle Sulis, donde las vecinas, que se convertirán el sus amigas de toda la vida, le cuentan lo que pasó con la familia de abuelo, que murieron todos un 13 de mayo de 1943 cuando iban a celebrar su cumpleaños con una tarta hecha para él.
Y uno de los espacios más relevantes es el balneario, donde conoce al Veterano y transcurre su romance amoroso. Este espacio es el que marca el cambio en su vida.
La ciudad de Milán es un espacio de búsqueda y encuentro. Ella busca desesperadamente al Veterano, que no encuentra, y, por el contrario, se encuentra una y otra vez con la grata compañía y los tiernos cuidados que le prodiga su marido.

8. Los tiempos. En primer lugar está el tiempo de los acontecimientos históricos que enmarcan el desarrollo de la narración. Son dos tiempos: el de la narradora coincide con lo que ella llama “la situación en Irak”, “con estos americanos que no se sabe si liberan u ocupan”,y el de abuela es el tiempo de la segunda guerra mundial y hay abundantes situaciones que la rememoran.
Abuela se casa sin estar enamorada de un hombre de bien al que no habían llamado a filas por ser ya mayor y viudo. Fue un acuerdo pactado con su familia, y rechazado por ella, sobre todo al principio. Abuela pasará toda la vida buscando el amor, “la cosa principal” Y, cuando ya todos hemos creído la versión de una bella historia de amor, resulta que las cosas nunca sucedieron así, nada más que en la fantasía de abuela.
La voz de la narradora y la historia de abuela son como dos hilos que se van trenzando en el tiempo hasta encontrarse con la verdad. Por un lado está la verdad conocida, y por otro la verdad escrita, con la respuesta del Veterano, que resulta ser la única real.
El tiempo de la nieta parte de ese punto, en el que retoma el conocimiento de antigua historia arraigada en ella. Todo es futuro inminente: una boda próxima, y la vida proyectada en la que fuera la casa de sus abuelos, en la calle Manno.

9. La herencia. ¿Qué se transmite aquí de padres a hijos? A los nueve meses de su vuelta del balneario abuela consigue quedarse embarazada. Tendrá un único hijo en el que conseguirá alimentar la pasión de otro, del Veterano –que no del padre verdadero de su hijo. Durante su embarazo trabaja a escondidas del marido para comprar un piano. Con el tiempo, su hijo se convertirá en un importante pianista. Es esta una herencia que proviene del mundo de la fantasía y de los sueños de abuela, pero con la energía suficiente para arraigar en el niño, y abuelo, desconociéndolo, se siente orgulloso de su hijo, con el que siempre mantuvo una relación de mayor complicidad y confianza que de éste con su madre.
Al hijo de abuela, cuando se hace mayor, “no lo quería ninguna chica, y abuela sufría y se sentía culpable porque a lo mejor le había trasmitido a su hijo el mal que hacía huir al amor.” También de él decían que estaba loco, absorto siempre en su música y ajeno a la realidad.

La nieta, por otra parte, hereda otra pasión, la de la abuela. Supuestamente es ella quien escribe y cuenta esta historia.
El Veterano, por su parte, a quien no vuelve a ver en toda su vida después de su regreso del balneario, también tenía una hija, que no era suya, y cuya procedencia y paternidad despierta la fantasía de abuela: ¿era hija de un partisano o de un nazi alemán? El misterio de su procedencia no impide el amor hacia la niña, a la que el Veterano da su lengua y una educación.

Concha M. Miralles

Fuente: http://liter-a-tulia.blogspot.com/

ENLACES:

5272. Una transmisión de vida. Comentario de Ana María Crespo sobre la “novela familiar” de Milena Agus, Mal de Piedras.

5267. De la naturaleza del amor. Comentario de María José Martínez Sánchez sobre la novela Mal de Piedras de Milena Agus.

5266. Tertulia Liter-a-tulia (Literatura y Psicoanálisis). Comentario de Mónica Unterberger sobre el libro Mal de Piedras, de Milena Agus.

5248. El viernes, día 13 de noviembre de 2009, Liter-a-tulia se reúne para comentar el libro Mal de Piedras, de Milena Agus, a las 6 de la tarde.

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